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EVALUACIÓN CRIMIMOLÓGICA DE LA VIOLENCIA MACHISTA

Entre Criminología y la violencia machista hay una relación muy estrecha, ya que la ciencia criminológica puede estudiar este problema social y ayudar a hacer frente mediante prevención criminológica. Por tanto, voy a hacer una pequeña y breve evaluación criminológica de la violencia machista, basándome en mi Trabajo de Fin de Grado (TFG). Primero, se explicara muy brevemente lo qué es la Criminología y en qué consiste. Después, se explicaran la violencia machista y sus factores, los perfiles del agresor y de la víctima y por último la prevención de este tipo de violencia. Todo esto, por supuesto, desde una perspectiva criminológica.


Para empezar, me gustaría dejar claro o al menos que los lectores tengan una idea de qué es la Criminología y cuál es su finalidad. Para eso, querría mencionar a Carmen Lamarca Pérez, que en uno de sus artículos nos da una definición de la Criminología, tal como: La criminología es una ciencia penal que, por medio del método empírico, estudia el comportamiento delictivo y las formas de reacción social frente al mismo. Se trata de una ciencia del “ser”, de una ciencia fáctica que intenta verificar sus aportaciones utilizando un método inductivo basado en la observación de la realidad. […]. […] Pero hemos definido la criminología como una ciencia penal que estudia empíricamente el delito y cuyo objeto se extiende también al estudio del delincuente, de la víctima, e incluso de las formas de control social. En el estudio del delito el criminólogo, partiendo del concepto legal de delito, amplía su campo de investigación a todas aquellas conductas que pueden incidir, ir asociadas o estar en el origen de los delitos y así, por ejemplo, resulta muy común el estudio criminológico de acciones como el consumo de drogas, el suicidio, el alcoholismo, etc. que se revelan como sumamente útiles para conocer el origen o las motivaciones de la actividad delictiva. […]. La Criminología quiere saber más, más sobre los hechos, más sobre quien los realiza o sobre quien los padece, quiere, en definitiva, ir al fondo del problema (2014: 225 pág.)


En resumen, la Criminología es una ciencia empírica e interdisciplinar, cuyo objetivo es estudiar y analizar el delito, la persona delincuente, la víctima y el control social. Para su estudio y análisis, se basa en otras ciencias como, antropología, psicología, derecho, sociología, etc. Por tanto, se puede decir que su finalidad es prevenir el delito, es decir, intentar evitar que se produzca. Para ello, es necesario saber el origen del hecho delictivo, los motivos de su realización y conocer las medidas jurídicas aplicables y la finalidad que persiguen dichas medidas.

La violencia machista, se podría decir que es la violencia que sufren las mujeres, por el simple hecho de serlo y se da en el marco de relaciones de poder desiguales entre mujeres y hombres. Más concretamente se entiende cualquier acto violento que, por razón de ser mujer, sufren las mujeres y que puede dar lugar a daño físico, sexual o psicológico, incluyendo amenazas, coacciones o privación arbitraria de libertad, que se produzcan tanto en la vida pública como privada (2013: 1393 pág.).


La violencia machista ocurre por la influencia de varios factores: psicológicos, demográficos y socio-económicos entre otros. Los factores psicológicos son los más influyentes en la violencia machista, por ejemplo, haber sido testigo o víctima de violencia durante la infancia, puede suponer que en el futuro sea agresor o víctima. Es decir, el o la menor aprende a utilizar la violencia por haber visto o vivido momento violentos y en consecuencia, tiene la creencia de que el uso de la violencia es un mecanismo de conseguir beneficios o salir de situaciones difíciles. Por tanto, por el aprendizaje social, en la mayoría de los casos los chicos suelen aprender a ser agresores y las chicas víctimas (Brage, Cendán S.B., 2012: 14 y 15 págs.).

En cuanto a factores socio-económicos, están estrechamente relacionados con los demográficos. Muchas investigaciones han demostrado que la violencia machista y el nivel socio-económico van de la mano, es decir, se ha demostrado que la mayoría de los casos de dicha violencia, ocurre cuando el nivel de renta del agresor es medio-bajo. La mayoría de los casos se dan en situaciones de crisis o de paro y dentro de esto, encontramos un factor muy importante que se debería de tener en cuenta, sobre todo para entender el por qué de muchas mujeres siguen con su maltratador: la sumisión económica hacia su maltratador. Sin embargo, la violencia machista no solo ocurre cuando el nivel de renta del agresor es alto. (2012: 16 pág.).


Otros factores podrían ser la patología que padece el agresor, concretamente, la que le causa reacciones violentos y la adicción a las drogas o alcohol, el cual ha sido investigado varias veces. Mediante muchas investigaciones se ha demostrado que la adicción a sustancias tiene relación con la violencia machista y que la gravedad de los maltratos es mayor cuando el agresor está bajo los efectos de dichas sustancias. Aun así, no es la causa principal de la violencia machista (2012: 17 y 18 págs.). Como he dicho antes, la causa principal es el heteropatriarcado, junto al androcentrismo y demás.

Por último, tendríamos factores individuales y ambientales, como por ejemplo, el pensamiento de dicho hombre de que las mujeres son para su disfrute (individual) y las calles estrechas y oscuras (ambiental). Por tanto, estos factores y más, son los factores de riesgo de que ocurra la violencia machista, solamente facilitan la realización de dicha violencia.

En cuanto a los perfiles del agresor y de la víctima, primero deberíamos tener en cuenta de que existen mitos y creencias falsas sobre cada persona y en consecuencia, atenuamos la realidad y le damos una salida sencilla a la violencia machista, causando comodidad y tranquilidad. Creencias falsas y mitos que culpabilizan a la mujer y justifican al hombre, podrían ser tal como “si la mujer no le deja, será porque le gusta que le maltraten” o “el pobre hombre sufrió tratos malos cuando era pequeño y a decir verdad, no se le puede culpar de ser tan violento”. Cuando hablamos o nos preguntamos cómo es un maltratador, seguramente lo primero que nos venga a la cabeza sea un hombre psicópata, alcohólico y enfermo, pero esto no es así, esto es un mito totalmente falso. Es verdad que no existe un perfil concreto del agresor, porque estamos hablando de un grupo heterogéneo. Aun así, estas son algunas de las características de los maltratadores (2009: 8 y 9 págs.):


Además, los que se encuentran en la parte de extensión de la violencia, suelen ser posesivos, dependientes, desconfiados y opresores. Suelen tener baja autoestima, inestabilidad emocional, comportamientos sexistas y creencias estereotipadas y buena imagen pública. Sacará toda su rabia contra su pareja cuando ésta se encuentra en una situación vulnerable (percepción de la vulnerabilidad de la víctima). Esto empeora y si el agresor padece alteración de la personalidad (baja autoestima, falta de empatía afectiva, celos, etc.) (2010: 90-93 págs).

En el caso del perfil de la víctima, tampoco existe un perfil, pero las mujeres que han sufrido maltrato tienen unas características concretas. Me voy a basar en los datos obtenidos por un lado, por los autores Francisco Javier Labrador Encinas, Mª Rocío Fernández-Velasco y Paulina Rincón (2010: 101 pág.), y por otro lado, por el Gobierno Vasco (2012: 27 y 28 págs.).

Todas estas características y/o psicopatologías pueden ser (y normalmente suelen ser) por el Síndrome de la mujer maltratada. Para poder entender mejor este último, es importante tener en cuenta y entender bien el Ciclo de la Violencia (Cycle of Abuse), teoría explicada por la psicóloga Leonore Walker (1984: 91 pág). La imagen se explica por si sola:


Para acabar con esta breve evaluación criminológica de la violencia machista, me gustaría mencionar la prevención de esta violencia que puede aportar la Criminología, sin olvidar que la sensibilización de dicha situación es muy importante y de tener en cuenta.

Como he mencionado al principio, la Criminología se basa en estudiar el delito, la persona delincuente, la víctima y el control social. También se basa en distintas ciencias sociales, como la sociología, y por tanto, puede darnos diferentes niveles de prevención para la violencia machista. Así, nos encontramos con tres diferentes prevenciones: prevención terciaria, prevención secundaria y prevención primaria.


La prevención terciaria es la específica de las tres, ya que se suele aplicar cuando la víctima ha interpuesto la denuncia o cuando el agresor ha sido condenado. Por tanto, la prevención terciaria se suele aplicar cuando los maltratos ya han ocurrido y se sabe del hecho.

Un ejemplo claro de ello, puede ser la prevención situacional o ambiental del delito. Es decir, basándose en el Triángulo de las Oportunidades (la imagen de la derecha), en vez de haber una ausencia de vigilancia, podríamos poner alguna medida para prevenir los maltratos, como la orden de alejamiento.


La prevención secundaria en cambio, recoge programas dirigidos a un sector de la población, concretamente, a personas vulnerables de ser agresoras o víctimas de la violencia machista. Por ejemplo, en el caso de los agresores podríamos mencionar el programa PRIA-MA (Programa de intervención para agresores de violencia de género en medidas alternativas), el cual tiene cuatro objetivos:

  1. Erradicar las conductas violentas y reducir el nivel de reincidencia de los participantes.

  2. Modificar aquellos factores de riesgo dinámicos que la literatura señala como relevantes en los delincuentes de género.

  3. Facilitar la adherencia y receptividad al tratamiento por parte de los penados mediante un enfoque positivo del tratamiento.

  4. Introducir mejoras en el funcionamiento psicológico de los participantes.

El programa consta de tres fases: la fase de Motivación y Evaluación, fase de Intervención y fase de Seguimiento. En la fase de Motivación y Evaluación, el agresor trabajará individualmente la motivación para aumentar el cambio. En la fase de Intervención, abordará de manera progresiva los aspectos esenciales como la inteligencia emocional, las habilidades de autocontrol, creencias y esquemas sexistas y que apoyan la violencia, etc. Por último, en la fase de Seguimiento, se evalúan los cambios realizados y se cierra la intervención enfatizando los objetivos prosociales más importantes.


* Para saber más del programa PRIA-MA, os dejo el pdf de Instituciones Penitenciarias: http://www.institucionpenitenciaria.es/web/export/sites/default/datos/descargables/estadpm/PRIA.pdf

Para acabar, tenemos la prevención primaria que se centra en el funcionamiento y organización de las instituciones, haciendo una valoración de temas y medidas que se toman, como, el sistema educativo, la familia y la salud mental (2019: 8 pág). Por ejemplo, en el sistema educativo español se suelen utilizar las técnicas de justicia restaurativa para prevenir la violencia.

 

REFERENCIAS

  • Brage, Cendán, S.B. (2012). La Violencia Machista: Análisis del Conflicto. Estudios Penales y Criminológicos (32), disponible en: http://www.usc.es/revistas/index.php/epc/article/view/894/863

  • Canto Combarro, A. et al. (2013). Violencia contra las mujeres en la CAPV: Percepción, identidad y seguridad. Inguruak, Soziologia eta Zientzia Politikaren Euskal Aldizkaria Pág 1393, disponible en: http://www.civersity.net/files/55-56.pdf

  • Echeburúa Odriozola, E. & Redondo Illescas S. (2010). ¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino? La violencia contra la pareja y las agresiones sexuales. Madrid: Pirámide.

  • Genovés, Garrido, V. (2019). La Prevención de la Violencia de Género desde la Criminología. Revista del Instituto Universit. de investigación en Criminología y Ciencias Penales de la UV, disponible en: https://www.uv.es/iccp/recrim/recrim19/recrim19d01.pdf

  • Instituciones Penitenciarias (2015). PRIA-MA: Programa de intervención para agresores de violencia de género en medidas alternativas. Disponible en: http://www.institucionpenitenciaria.es/web/export/sites/default/datos/descargables/estadpm/PRIA.pdf

  • Lamarca, Perez, C. (2014). Criminología. Eunomía. Revista en Cultura de la Legalidad, pág 225, disponible en: https://e-revistas.uc3m.es/index.php/EUNOM/article/view/2244/1180

  • Pastor Bravo, M., Rodes Lloret F., Navarro Escayola, E. (2009). Perfil del Agresor en la Violencia de Género. Boletín Galego de Medicina Legal e Forense (16), disponible en: http://www.agmf.es/az/Perfil_del_agresor_en_la_violencia_de_genero._Pastor_Bravo_ M_et_al.pdf

  • Walker, L.E. (1984). The Battered Woman Syndrome. New York: Springer Publishing Company.

Imágenes

  • https://www.estudiocriminal.eu/blog/ciclo-de-la-violencia-de-lenore-walker/

  • https://www.uv.es/iccp/recrim/recrim19/recrim19d01.pdf

  • http://comunicacion.intecca.uned.es/wp-content/uploads/2018/12/indice_mini2.jpg

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